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martes, 8 de enero de 2019

Reflexión del viaje a Alemania

Una vez pasadas las fiestas navideñas, escribo sobre la experiencia que vivimos en Intercambio de Alemania (una beca del Proyecto Erasmus Plus, financiado por la UE) y sobre lo que me quedo de esta. Llegamos a nuestro destino (Heidenheim) un 14 de diciembre tras un largo trayecto desde España. Allí conocimos a nuestros compañeros de intercambio, convivimos con sus respectivas familias y visitamos los monumentos y sitios más importantes de la ciudad, así como otras ciudades como Stuttgart (donde visitamos su parlamento) o Ulm. En esta última, estuvimos en su antiguo campo de concentración. Creo que hablo en el nombre de mis compañeros al decir que esta fue la visita, sin lugar a dudas, más enriquecedora y reveladora, dado que pudimos ver con nuestros propios ojos la realidad que vivían los opositores al Tercer Reich alemán.

El objetivo principal del proyecto era que nos diéramos cuenta del patrimonio cultural con el que cuentan ambos países. Su historia, su cultura, las tradiciones, las lenguas y, finalmente, la democracia que caracteriza los gobiernos europeos. Nos centrábamos en nuestras visitas en este aspecto fundamental del propio país, planteándolo desde diferentes perspectivas; bien realizando un ejercicio de gobierno representativo en el Parlamento de Stuttgart o bien visitando el monumento de dudosa moralidad de Rommel en Heidenheim. ¿Son los gobiernos representativos un auténtico sistema democrático? ¿Es necesario borrar toda muestra del oscuro pasado que a día de hoy nos atormenta? Estas pueden ser algunas de las preguntas que surgirían después de reflexionar sobre las visitas que hicimos durante el viaje. Y a menudo, resulta de mayor relevancia que lleguemos a dilemas de este tipo en relación con la democracia y nuestro patrimonio cultural a que podamos responder estos. Supongo que es eso con lo que me quedo de esta experiencia.

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